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La piel que habito es la más reciente película de Pedro Almodóvar. Antonio Banderas, Elena Anaya, Marisa Paredes, Jan Cornet y Roberto Álamo forman parte del reparto de esta turbia y perturbadora historia.

Luego del estrepitoso fracaso en críticas con su anterior culebrón-largometraje “Los Abrazos rotos” con Penélope Cruz, Lluis Homar y Blanca Portillo, el director manchego vuelve con esta historia repleta de suspenso.

Con un montaje alterno, la historia se va desarrollando sin dar demasiada información. Antonio Banderas representa al doctor Robert Ledgard, de una manera creíble, sin arriesgarse mucho ni destacar. Su personaje es el propietario de un hospital/laboratorio/psiquiátrico llamado El Cigarral y sumamente amurallado y aislado del mundo.

Elena Anaya da vida a Vera Cruz, la única paciente de El Cigarral. Su actuación logra transmitir ese aire tenso y misterioso que envuelve a toda la película. De su historia poco se sabe, pero Elena Anaya lo borda muy bien.

Marisa Paredes suple la falta de “divas almodovarianas” que existe en esta película con un brillante papel como Marilia, ayudante incondicional del doctor Ledgard que logra traspasar la pantalla con su aspecto perturbado, cauteloso, y a la vez vigilante y al acecho de cualquier cosa que se escape de su control.

Jan Cornet representa a Vicente, el personaje clave para el giro más importante de la historia. Sin embargo, le falta fuerza en pantalla y no genera emoción alguna.

Y la peor actuación de la película sin duda es la de Roberto Álamo. Este actor madrileño intenta dar vida a Zeca, un personaje brasilero con una corta pero importante participación para el conjunto de la historia. Sin embargo, su sobreactuación y su pésima imitación del acento, lo hacen mostrar bastante ridículo en pantalla.

La historia posee la cualidad de mantenerte en vilo durante toda su proyección y con el deseo de saber qué pasará finalmente. No obstante, es un film que se debe ver con mucha mente abierta y disposición a dejarse llevar por la historia. No es un guión para mentes básicas y tiene la característica de generar odio o mucha empatía. No hay cabida para grises.

El rojo continúa siendo un elemento fundamental en todas las películas de Almodóvar, aunque en esta tiende a perder importancia. La dirección de fotografía merece mención especial.

“La piel que habito” tal vez no pase a la historia como la mejor película referencia de Pedro Almodóvar, pero siempre tendrá un lugar destacado en cualquier filmoteca que se ufane de tener buenos thrillers psicológicos.

A CRITICAR!!

Según la Real Academia Española la crítica es:

1.- f. Examen y juicio acerca de alguien o algo y, en particular, el que se expresa públicamente sobre un espectáculo, un libro, una obra artística,  etc.

2 .- f. Conjunto de los juicios públicos sobre una obra, un concierto, un espectáculo, etc.

3.- adj. Perteneciente o relativo a la crisis

¡ A CRITICAR SE HA DICHO !

La Omnipresencia 2.0

          Alguien recuerda cómo era la vida sin los ordenadores y sin internet? Cómo hacías para avisarle a alguien que llegarías tarde a la cita que tenían?? Qué hacía mi mamá durante todo el tiempo que pierde ahora llamándonos a los móviles a mis hermanos y a mí??

           Evidentemente todo ha evolucionado y hoy somos seres dominados por los ordenadores, las redes sociales, la globalización, y todo aquello que nos permita estar en «varios lugares a la vez». Y digo esto porque por alguna razón (aún desconocida por mí) siempre queremos o ser un Dios 2.0 (ser que todo lo ve, pero que nunca interviene ni para bien ni para mal), o nos encanta estar metidos en sitios donde podamos relacionarnos con otros en la forma que sea.

            Con Facebook nos sentimos rodeados de «amigos» y con la libertad de que podemos decir lo que queramos (aunque también esto sea nuestra espada de Damocles). En Twitter estamos (o al menos yo lo estoy) para enterarnos de lo que pasa en el mundo en pocas palabras, y para dar nuestra opinión pero sin mucha alharaca . En LinkedIn nos ponemos nuestro mejor traje y nos presentamos al mundo (globalizado y 2.0) como los mejores en nuestras profesiones. Nadie nos gana.

          Pero al levantarte cada día, ducharte, vestirte, saludar al portero (que no tiene ni facebook, ni twitter, ni ordenador, porque ES FELIZ ASÍ), montarte en el metro y llegar a tu trabajo, también te das cuenta de que la vida 2.0 no tendría sentido si antes no hubieras conocido y cultivado a los que ahora engrosan la lista de «amigos» o «followers» .

La clave está en saber complementar.